Pulpo a la gallega. Es pronunciar esas palabras, o incluso leerlas, para que se nos haga la boca agua. Razones para ello hay. Estamos hablando de uno de los mayores manjares que existen en nuestra, por otra parte, valiosísima gastronomía. Si de entre tanto plato ilustre de la cocina española, el pulpo se las arregla para destacar, eso quiere decir algo. Quiere decir mucho, de hecho. Para empezar, nos habla de un tesoro: la diversidad culinaria de la que podemos disfrutar en este país. Es el plato estrella de Galicia, pero no hace falta ir hasta allí para disfrutar de lo lindo de él.
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El pulpo a la gallega tiene una connotación muy bonita. Puede que no lo sepas, pero esto te va a gustar conocerlo. En Galicia, su zona de origen, suele estar asociado a las celebraciones y a las reuniones familiares o entre amigos para pasar un buen rato en torno a una mesa. Es uno de los platos que dominan, por excelencia, en las ferias, fiestas o romerías, esas grandes ocasiones a las que no podemos negar que somos muy aficionados.
Deja a todos boquiabiertos con tu pulpo a la gallega
Aunque es cierto que el pulpo no se come tradicionalmente solo en Galicia, pues en otras partes pertenecientes a León o Zamora también es habitual, el más famoso es el que conocemos con el apellido de “a la gallega”. El “polbo á feira”, si lo queremos decir de forma más auténtica. Pero lo llamemos como lo llamemos, de lo que estamos seguros es de que no va a tener secretos para ti. Gracias a nuestra materia prima fresca y a algunos consejos básicos, ¡te saldrá como si lo hubieras cocinado durante toda la vida!
Lo primero y más importante ya lo tienes nuestro pulpo .
Después viene la cocción, en una olla con el suficiente tamaño para que cubra el agua hirviendo. Un buen truco es hacer el proceso de sacar e introducir el pulpo en el agua tres veces. Luego, es importante frenar la cocción, y para ello bastará poner debajo de un chorro de agua fría del grifo el pulpo. Ya lo tenemos cocido, ahora solo falta cortarlo en trozos en los que lo vayamos a servir. Pero todavía falta el toque final.
Ese toque es el aliño. Lo que realmente convierte al pulpo en un plato completo y muy nuestro. Tan simple como agregarle pimentón dulce, sal y, claro, un poquito de aceite de oliva al gusto. Acompáñalo de patatas cocidas, también convenientemente aliñadas. Sírvelo donde quieras, pero si quieres ser fiel a la tradición, hazlo en una tabla de madera redonda.
Tan simple como eso: conseguir que te salga el pulpo a la gallega a la primera es muy fácil y comienza en Ahorramas.