El de las conservas es un mundo que siempre apetece explorar. En primer lugar, porque son parte de nuestra historia. Y cuando decimos historia nos referimos a la más personal de cada uno y a la vez la de todos. Porque en la memoria de cada persona siempre hay algún momento de celebración o de reunión familiar o entre amigos en el que las conservas están presentes. Y eso es, a su vez, por varias razones. Una, claro está, por el sabor que nos ofrecen. Dos, por su enorme variedad. La tercera razón sería por la facilidad con la que las tenemos listas sobre la mesa.
Podemos afirmar que la vida del ser humano mejoró considerablemente en el momento en el que se empezaron a poder conservar los alimentos sin que estos se deterioraran y manteniendo sus propiedades nutritivas. Enlatados herméticamente, protegidos por salmueras, procesos de encurtidos en sal o vinagre, o en azúcar como ocurre con los almíbares, o con aceites como algunos pescados o verduras. La de las conservas ha sido una de esas pequeñas revoluciones para nuestras vidas.
En nuestro país son muy populares, por ejemplo, las legumbres en conserva. Estas nos permiten disfrutar en todo momento, y en muy pocos minutos, de platos de nuestra tradición gastronómica como las lentejas a la riojana, el cocido madrileño, el pote gallego o la fabada asturiana. Te esperan en Ahorramas y son toda una prueba de la gran riqueza que nos aporta la enorme variedad del arte culinario de nuestro país. Pero si hay conservas que no pueden faltar en la despensa de nuestra casa son las de vegetales y las de pescado.
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Los vegetales son parte fundamental de una alimentación equilibrada y variada. Tenemos la gran suerte de que distintos procesos de conservación permitan que los podamos consumir con mayor facilidad. Seleccionados, lavados, pelados y cortados, para después ser sometidos a un rápido escaldado para su conservación bien envasados. Llegan hasta nosotros en una enorme variedad y listos para utilizarlos. El tomate en diferentes modos de presentación como frito, triturado, troceado o en sofrito es una de las grandes estrellas de la cocina cotidiana, pero no es la única conserva vegetal que hace nuestras delicias.
Para demostrarlo están todas las conservas vegetales que podrás encontrar en nuestros supermercados. Judías verdes, pimientos (del piquillo, morrones, en tiras, caramelizados), espárragos (blancos, extra, gruesos, verdes), maíz, guisantes, zanahorias, champiñones, corazones de alcachofa, macedonias y menestras de verduras, patatas, remolacha, acelgas, espinacas, cardos, palmitos, brotes, coliflor, habas, borraja o brócoli: la lista es tan extensa como las posibilidades que estas conservas te dan para tus platos más ligeros.
Las conservas de pescado, por su parte, son una categoría igualmente importante. Se trata de un clásico que no puede faltar en prácticamente ningún aperitivo o reunión social que se precie. Este tipo de conservas son cuidadosamente seleccionadas y envasadas, lo convierten en un bocado de lo más apetecible. Solo de nombrarlas se nos hace la boca agua: atún, bonito, ventresca, mejillones, sardinas, berberechos, navajas, zamburiñas, caballa, calamares, melva, chipirones o boquerones.
Toda esta exquisita selección te espera en tu supermercado Ahorramas, listas para hacerte la vida más fácil y sabrosa.